lunes, 20 de octubre de 2014

Parque de los Artistas

En el Cementerio Municipal de Chillán, se encuentran sepultadas connotadas figuras del ámbito cultural y artístico, tales como: José María Sepúlveda Bustos, 22 de Mayo de 1925, posee una escultura a la entrada del Cementerios (patio N° 1); El Periodista Alfonso Lagos Villar, 1900-1976, los anteriores se cuentan como los más antiguos.
Entre los personajes actuales se pueden destacar: Al insigne pianista chillanejo de fama internacional Don Claudio Arrau León, (1903-1991) junto al tenor de la lírica internacional, el también chillanejo Don Ramón Vinay Sepúlveda (1911-1996), Marta Colvin y El folclorísta Chileno "Tío Lalo" Parra, por mencionar algunas.
Cuyas sepulturas se encuentran ubicadas en el primer patio de este cementerio, en un lugar denominado "Parque de los Artistas".
Cabe mencionar que al interior de este recinto se puede apreciar una escultura de la destacada artista Marta Colvin, que está ubicada en la sepultura natural “Lagos Villar”.



Museo Claudio Arrau Leon

Se emplaza en el sector central de la ciudad de Chillán, en calle Claudio Arráu entre calle Constitución y Avenida Libertad.
Se trata de un edificio de Arquitectura funcional y de formas puras que buscan dar solemnidad a un edificio de tipo público.  Su superficie es de aproximadamente 851,28 m2. distribuidos en tres pisos, siendo uno de ellos de tipo subterráneo o zócalo.  Considera además, la reconstrucción de parte de la casa natal del maestro.
El edificio está estructurado en muros y losas de hormigón armado, y cubierta de tipo asfáltica.
El Museo está conformado por área administrativa (Administrador, Secretaría, Guardia), área de exposición ( sala exposición interactiva y casa natal para exposición histórica), área docente (Salas de clases de piano y Biblioteca), área de espectáculo (Sala de conciertos de piano y Foyer), servicios (Servicios higiénicos para público damas y varones, Camarines, Bodegas) y espacios de esparcimiento (Acceso, Patio bajonivel, Pasarelas, Patio tercer piso área docente).  Además cuenta con montacarga para desplazamiento vertical de personas discapacitadas y traslado de objetos.





Museo Chinchorro

El circulo de marinos en retiro “El Chinchorro” esta formado por ex servidores de la Armada en todas sus ramas.
Fue fundado el 21 de Mayo de 1953, obteniendo su personería Jurídica por Decreto nº 691, el 26 de Enero de 1955. Pero se llamaba “Barco Simbólico”, los socios se denominan  Bogas.
El nombre se debe a que en la Armada antigua existía una embarcación menor denominada “Chinchorro” y que siempre estaba para todo servicio.
Se encuentra ubicado en calle Isabel Riquelme 1173.


Templo San Francisco

El proyecto de la obra hace 100 años fue encargado al arquitecto italiano Eduardo Provasoli.
El actual edificio reemplaza al que fue emplazado después del terremoto de 1835 y que debió ser demolido debido a los constantes movimientos telúricos que afectaron la ciudad.
La bendición de la primera piedra se realizó el año 1907. Según los planos originales la iglesia mide 70 metros de largo por 23 de ancho y 32 en el crucero.
La altura de la nave central es de 18 metros, siendo más alta en la parte del altar.
Originalmente la iglesia fue proyectada con 2 torres de 40 metros de altura con frente hacia la plaza San Francisco, que no se concretaron existiendo los cimientos. Se puede decir que este templo aún está inconcluso.

 

      





Iglesia las Carmelitas

El primer Carmelita que pisó Chillán fue el P. Lazaro de Asunción. Era a principios de octubre de 1901 cuando entraba en Chillán el P. Juan Martín.
El 12 de Diciembre de 1910 se coloca la primera piedra, en honor a la Virgen del Carmen.
En dos años y medio se construyó la iglesia y aparte el convento.
El hermano Rufo fue el Arquitecto y Director de la obra. El hermano Estanislao el inspirador genial. Allí sigue hoy el templo de los Carmelitas alzándose Majestuoso con su inigualable belleza Gótica. Ubicada en Calle Rosas 558.





La ciudad de Chillán quedó emplazada en su actual sitio, a raíz del terremoto que en 1835 destruyó el antiguo poblado que se ubicaba en el Chillán Viejo de hoy. En junio de 1858 se conmemoraba el 278 Aniversario de la histórica fundación hecha por Martín Ruiz de Gamboa, y como una medida de mayor ordenamiento de la restauración que se estaba consolidando, el alcalde de entonces,  José Marcelino Dañin, estableció que las alamedas que se estaban formando en las plazas chillanejas, se hicieran sólo en los paseos de San Francisco y Yungay (hoy plazas Pedro Lagos y La Victoria). La Plaza de Armas quedaría libre para  que el Batallón Cívico realizara sus ejercicios, e igualmente la Plaza de La Merced (hoy Plaza Sargento Aldea o Plaza del Mercado), para que allí se ubicaran las carretas que llegaban de la montaña.

La medida sería definitiva, porque la antigua Feria de Productos que funcionaba sólo los días sábados, quedaría para siempre en este lugar, transformándose con el pasar del tiempo en lo que es hoy, un patrimonio de las tradiciones chilenas.

Sobre la historia de la Plaza Sargento Aldea se ha escrito mucho. Esta vez rescato las auténticas observaciones hechas por Félix Leaman de la Hoz, autor de la Historia Urbana de Chillán entre 1835 y 1900, y Antonio Acevedo Hernández, uno de los propulsores del teatro costumbrista y social de Chile, y autor de incontables versos, dramas, novelas, artículos periodísticos, vaciados en más de 30 libros.

Si bien la Plaza la Sargento Aldea y la Feria de Productos se unen en un desino común en 1858, su razón de ser encuentra sus orígenes unos 30 años antes, con ocasión de la intensa actividad militar, que vivió en esta zona después de la Batalla de Maipú, en la denominada "Guerra a Muerte".

Aquí el cuartel general de las operaciones del Ejército combatió a las montoneras realistas de Vicente Benavides, y más tarde a los Hermanos Pincheira.

En la ciudad hubo demanda de productos para el abastecimiento del ejército. Los campesinos traían sus producciones. Con el correr del tiempo se agregó la venta de leña, madera, carbón y de otros productos. Los montañeses a su vez adquirían artículos domésticos y para la alimentación.

Ya instalada la ciudad en su actual emplazamiento, la feria de productos que se realizaba los días sábado. Inicialmente funcionó frente al edificio que ocupaba la Recova, que quedaba ubicada cerca de la Plaza de Armas, en la que habían pequeños almacenes y locales de abasteros. Las carretas llegaban a las calles adyacentes.  

La Municipalidad, el 30 de septiembre de 1852, dispuso el traslado de la recova a dos sitios que poseía en el costado norte de la plaza de La Merced, buscando con ello, además, facilitar el poblamiento de numerosos sitios vacíos que habían hacia el sector sur-oriente d e la ciudad.

La construcción de la nueva recova comenzó el año 1858, y como ya se ha indicado, en el mes de Junio de este mismo año, la Municipalidad, estableció la medida de ubicar las carretas que llegaban del campo en la aludida Plaza.

Chillán era  una de las plazas comerciales de más importancia al sur del Maule, y la feria jugaba un decisivo papel. Ordinariamente no baja de 400 y llegaba a veces a 2.000 el número de carretas cargadas que entraban el día sábado.

En 1868, la Municipalidad amplió el local de la recova  y en 1877, acordó construir "Toldos" en la Plaza de La Merced.
Antonio Acevedo Hernández decía que nada hay en el país que luzca un carácter más singular que la feria  de Chillán.
En el costado del sur, en la antigua calle Talcahuano, hoy Arturo Prat, se colocaban las minúsculas carretitas montañesas; en la parte oriente, la que ra cal,e O'Higgins, hoy Isabel Riquelme, se vendía los muebles y otras artesanías. En las diagonales, que no teníen árboles, se situaban las vendedoras al menudeo o al detalle. Frente al Mercado estaban los tendales de causeos, las flores y otras mil cosas.
        El nombre de La Meced, la Plaza lo tomba del templo monumental que estaba en calle O'Higgins, al oriente.
Frente a la Plaza, al lado norte en la recova también había puestos que eran permanentes: de zapatos,  comidas, carnicerías, verduras y las famosas longanizas de Chillán. En las puertas se estacionaban las vendedoras de plantas, las que ofrecían ropas de mujer, frazadas de lana de muy buena calidad y cubrecamas bordados.

"Mientras Chillán tenga su Feria, y Andacollo su fiestas de la Virgen del Rosario, Chile tendrá algo pintoresco que le pertenecerá por entero", escribió Antonio Acevedo Hernández en su obra "Retablo Pintoresco de Chile".

Por su parte, el profesor y escritor Ernesto Vásquez Méndez, Premio Municipal de Arte de Chillán 1985,  en su obra "El Mercado de Chillán" comentó: "No todas las ciudades ofrecen al visitante espectáculos vernaculares de la índole chillaneja, de estos que comunican al espectador el sabor, la gracia y el alma de una comunidad, traduciendo lo que ella crea y produce, lo que siente y vive, lo que gusta y lo que desestima. Es el caso del Mercado de Chillán, centro ya consagrado como indispensable para adentrarse en un mundo de bullente actividad, emporio del folclore regional en donde florece, para deleite de los ojos, la agreste variedad de las formas surgidas de ágiles manos creadores. Todo un mundo de atrayente colorido. "







Catedral de Chillan






La Catedral de Chillán, proyectada en su estructura ovoidal o parabólica por el arquitecto Hernán Larraín Errázuriz, es uno de los monumentos arquitectónicos más conocidos y divulgados de la ciudad.
       Se integra al conjunto la Cruz Monumental, de 36 metros de altura.
En su interior se pueden apreciar solemnes esculturas en madera, que fueron traídas directamente de Europa, de Ortisei, pueblo del norte de Italia y fueron creadas por los grandes escultores Peter Horn y Ferdinand Stufleser.
        En su frontis el Mosaico-mural realizado por el artísta Alejandro Rubio Dalmati, nacido en Chillán. La composición del tema, de gran distinción simétrica armonía, representa algunas fases de la vida de Jesucristo, que comienzan en el nacimiento y culminan con la ascención.
        Ubicada en calle Arauco entre calle Constitución y Avenida Libertad, Frente a la Plaza de Armas

DESCRIPCION CATEDRAL DE CHILLAN
Esta iglesia, obra del arquitecto Hernán Larraín Errazuriz, constituye parte de un proceso de reconstrucción de una ciudad que fue prácticamente destruida por el terremoto de 1939. Se halla situada en la esquina nor-oriente de una plaza que ocupa el centro de un perfecto damero, la nueva traza urbana para la ciudad de Chillán y se ha edificado como un monumento recordatorio dedicado a San Bartolomé, patrono de la localidad.

El volumen asemeja una enorme bóveda formada por una sucesión de arcos parabólicos separados 5 m. uno de otro y que gracias a disposición oblícua que une el intradós de uno con el extradós del otro, permiten la iluminación del interior a través de todo su perímetro.

Es una iglesia de nave única, alargada, cuyos muros laterales, están formados por estos arcos que tienen aproximadamente 20 m. de altura y forman una línea quebrada en la que se combinan planos transversales y oblicuos respecto del eje longitudinal del templo. Los planos transversales están formados por ventanales radiales que sigue la forma de un arco parabólico. Los planos oblícuos que unen estas láminas siguiendo la misma curvatura, se componen de un muro panel de hormigón, cuyos nervios estructurales se marcan exteriormente como relieves en el revestimiento de cobre de la cubierta, en tanto que interiormente se muestran como muros lisos revocados pintados de blanco.

El ingreso está definido por un nartex que se adosa al frontis a la manera de un arco de igual forma pero de menor dimensión que los que configuran la nave. Al ser el intradós una oblícua aguda, forma en el muro frontal una suerte de nicho de menor dimensión que contiene una pintura polícromada que corona la puerta de ingreso. Este volumen contiene en su interior dos escaleras helicoidales que conectan con el coro, dispuesto a más de 7 m. de altura, el que no ha sido utilizado por problemas acústicos.

El presbiterio ocupa un amplio espacio trapezoidal al que se accede a través de una escalinata flanqueada por un arco que se estrecha para separar este ámbito de la nave de los fieles. Como un volumen adosado por la parte exterior al muro testero, un arco totalmente perforado en su perímetro, configura un absidiolo que ilumina con mayor intensidad la imagen del cristo crucificado. A su lado otro arco también perforado pero de mayor dimensión enmarca el ámbito del altar.

Así como el manejo de arcos de distinta dimensión o tratamiento, definen el ámbito del presbiterio, el altar y el ingreso, también el revestimiento del suelo cumple el papel de diferenciar cualitativamente el espacio; es así que un mismo material, el mármol, dibuja un tratamiento totalmente geométrico en el altar, uno muy libre y fraccionado en los ambulatorios laterales y uno mixto en las zonas principales de la nave; sólo el coro y los ambientes anexos tienen piso de madera.

En el perímetro del templo se han dispuesto diversos ambientes de baja altura, como una cripta, la capilla del sagrario y la sacristía. Su presencia hace que la iluminación perimetral de los arcos no parta a nivel del piso, sino a los 5 m. de altura.

El campanario ha sido tratado como un elemento simbólico de escala monumental. Está separado de la iglesia y tiene la forma de una cruz, perforada en sus caras frontal y posterior por una celosía transparente que dibuja una cruz menor inscrita en la primera. Esta abertura ilumina el interior que dispone de una escalinata para acceder a su parte más alta.